martes, marzo 28, 2006

Detrás de los espejos



Detrás de los espejos:
el olor a sangre, el fracaso,
con que el amor suicidaba sus manos,
nos advirtió homicida,
su cabida en el húmedo túnel angosto.
Yo quise gritar, gritar,
tu nombre fundido,
quise,
arrullarte en la muerte,
como la oculta máscara de la víctima colérica,
pero tu andar de pavimento en el acero,
me enmascaró los ojos.
No hay momento de hechizo
en el hechizo
sólo pliegues de alma redondeada a pies,
húmedas insinuaciones de caos.
Puedo irme en tus latidos de corazón,
musitarme en tu música,
como un dedo de pájaro.
Recogerte la piel con mi boca.
En siglos,
originarme en tu voz de acto.
Amor,puedo bañarme en tu agua alcohólica
hasta abortar a mi vientre
en una tarde de silencios.
Puedo, lamer tu herida con saliva inexistente
Y adherirme,
a esquinas: en mis versos graves.
No habrá taciturna compañía
de la vejez.
Ni un propio asco de la carne inconexa.
El sol hará el amor frente al espejo y la trizadura.
No habremos de rozar la nostalgia,
con coquillas de lucidez,
los ritmos del designio nos cristalizan.
Perladamente en ironía el tiempo subyace.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mi opinión es que el mejor texto que te he leído. Con la certeza de que no será el mejor que escribirás. Bajo mi punto de vista tiene momentos excelentes como el verso ”El sol hará el amor frente al espejo y su trizadura”.

Hay dentro de todo el escenario de muerte e ilusión ahogada, la ternura impregnada de la protagonista. La pausa de algunos versos (quise,) consigue transmitirme el instante donde se rompe el espejo.

Al final los ojos de la escritora me hacen verla amanecer.


D.