jueves, marzo 30, 2006

Al farsante



Todas tus palabras de farsante,
me las llevo con la espesura de estas lágrimas,
me las llevo
con mi cuerpo arrebatado,
para que me laven el cuerpo,
los sonidos fríos de la extirpación.


Todas aquellas,
muertes que decíamos,
eran sectas y guiones
del maremoto y la asfixia
deben inyectarse del polvo
vivo de la ignorancia.


Y cuando este bajo tu cuerpo,
rozando a las corrientes
de tus gritos,
deben desparramarse mis manos comedoras de ojos,
rociándote como anímala,
deben enamorar a tu sexo etéreo
para que seas como las grietas,
que dibujan y escriben,
la insolencia del violento azar de tarde.
Tu mínima amplificación,
de hombre certero.


Todos tus paisajes farsantes,
y tus musas de visible trazo en trazo,
han de trasladarse
hacia mi mano,
hacia mis senos de anorexia,
alzarte y disparar con mas cobardía,
a estos gestos ácidos,
que te comen la ropa,
en duda.

Cuando el cuerpo se te abra,
farsante excitado,
oxidado amante,
debes ser un gusano horrendo en mi boca de águila,
debo estirar a lenguas,
tu cuerpo
lamiéndote,
escuchar tus gritos, tus vanos actos, tu esperma
con devastaciones de dolor.
Porque cuando pretendas olvidar,
a tu mujer de tantas palabras,
y sonrisas inmóviles.

(Serás el farsante,
y no eres mi tipo,
de hombre)

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