lunes, junio 19, 2006

Para Andrés




Aún lleva mi cuerpo
el tatuaje de la armadura del silencio
las voces procesadas en asma
el beso filmado en un hotel perdido
de ciudad.
Y están nuestras risas colgadas en la navaja
nacidas en convulsas porciones
de inmovilidad.

Existen orígenes envueltos ante espectáculos
especies carnívoras de deseo.

Quedan las aritmias
las precipitaciones por subir a altas montañas
por sudar y nacer
y expiar el aroma de músicas conocidas por el caos.

Por tu cuerpo alabe un silencio mortuorio
antes de eso
ame la costura por la cual zurcian las almas,
hasta el revés de un desvelo
por conseguir suspirar bajo la conducta dócil y fugaz,
ese cuerpo que fue enredadera
que liberó la muerte
hasta engrandecer la conducta de mis pulmones
con tanto amor,
que nacimos de un golpe profundo
en el circulo emocional de los noctámbulos.

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