jueves, abril 20, 2006

Ausencia



Le dejo a los noctámbulos la tarea
de pasearse en mi cuerpo como esclavos
de cegar a golpes
mis ausencias en ti
luego de acribillarme con sangre,
de tus manos,
y sin espera
marcarme a paso
respiraciones violentas,
llantos secuénciales
por el fracaso.

Me niego a pensarte,
entre mi cuerpo húmedo
entre las venideras sombras del espejo a contraluz
que sirven de criptas insolentes.

Toda tu ausencia
me hiere como en el silencio,
hiere el trepidario vacío
enredado en mis pies de fuga.

Por eso es que debía,
correr de tus pies
por eso es que debía secarme los ojos,
sin piedad
olvidarte los domingos con otro,
de ojos tristes.

De ausencia,
me corrompía
en las vitrinas de moda.
Yo no era esa,
de ojos dulces.

(A quienes todos filtrean)

Yo era toda,
toda de ausencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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