sábado, febrero 02, 2008

Sin titulo II



Cuando amamos
me atas,
como una irrigación de descarga.
Dibujas para mi
lo incompleto.
En el éxtasis,
me oxigenas con el soporte
de tus pelos.
Y nutres lo erótico,
en el vacío de las palabras.
Comienza entonces el odio,
por rasgar tu corazón,
hasta mis piernas.
Por secar las lagrimas,
en el cuerpo herido.
en la evaporación,
de lo largo y lo muerto.
Juro, entonces,
que en cada cepa
de nuestros nombres
las sospechas se harán necesarias,

amaremos
hasta acabar mutilándonos,
en el habito de los silencios;
como el fuego.

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