jueves, abril 20, 2006

Los retiros




Siempre quedarán
los retiros freudianos.
La húmeda divergencia de tu latido
rodeando a las cáscaras fosforescentes
del caos.
Siempre habrán de humedecerse las nítidas celestinas
rotas que jugaban a desfallecer,
en nuestros hombres
de alimento.
Y habrá una tormenta de resurrección que nos abra
las caderas ornamentadas
y nos lleve al ritual de las vértebras
para danzar frente al sitio.

Ahora me queda para el amorío:
amor de arco a desniveles,
rotas cadenas asíntotas,
espaldas mudas
y crimines ruines de adolecimiento.


Jugar:
equivale a nuestro miedo
al múltiplo indomado de risa.
Debo decir
frente al ovario fruncido
de mujer espacial
que el amor exhausto
de tanta espera
me tuerce las venas agrietadas:
Enamorando.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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